Es verdad que soy celosa y por cualquier tontería te la lío, que me enfado con facilidad y que cuando lo hago te escribo parrafadas enormes en whatsapp sabiendo que te molesta tener que leerlo. No te niego que soy demasiado insoportable, que a veces no me aguanto ni yo, y que soy difícil de entender, tanto, que a veces ni yo puedo hacerlo. Tienes toda la razón si crees que voy demasiado deprisa, que me tomo las cosas demasiado en serio desde el primer momento. Que siempre esté hablando no significa que siempre sepa lo que digo, en la mayoría de los casos dejo que el cabreo me ciegue y escupo cosas de las cuales luego me arrepiento hasta de pensar. Es verdad que podríamos pasarnos la vida discutiendo sin sacar nada en claro, y que siempre querré tener la razón, porque soy demasiado terca.
Pero también es cierto que podría haberte querido como quizá nadie volvería a hacerlo. Me hubiera encantado que me miraras y sonrieras, orgulloso de tenerme a tu lado, de que fuera tu niña, o algo parecido. Quizá algún día habría aprendido a decirte las cosas a la cara, superando mi miedo a parecerte cursi, o a que supieras lo que siento. Por ti habría superado las críticas de la gente, ese no entender por qué no paramos de discutir pero seguimos en pie, juntos; habría hecho que cada vez que peleáramos y volviéramos a resolver nuestras diferencias, sintieras que había valido la pena una vez más. Que cada vez que me pusiera histérica y desquiciada y empezase a gritar como una energúmena, me dieras un beso y me hicieras callar. Quedarme despierta acariciándote hasta que te durmieras todas las noches y despertarme antes que tú por las mañanas para hacerte el desayuno y ponerme guapa para ti, e incluso ocuparme de tus asuntos cuando tú no pudieras, y hasta cuidarte en invierno cuando te pusieras malo.
Aunque, si no quieres lo mismo que yo, será mejor que te marches para siempre, porque cada vez que nos odiamos y hacemos las paces, me vuelvo un poco más loca por ti, me gustas más todavía... Y a este paso acabaré por perder la cabeza, y por enamorarme hasta las trancas, y eso no lo soportaría si te fueras a ir.
En momentos como este me acuerdo de ti. Cuando estoy mala y no puedo ni reír desearía tenerte a mi lado para que me sacaras una sonrisa, o para sacarla yo sola mirando cómo te humedeces con la lengua los labios. Como cuando me voy a dormir y parece que aún antes de haber apagado la luz todo se ha vuelto más oscuro, como un cielo encapotado, como un día gris al borde del acantilado. No necesito recordarlo todo, solo a ti. Lo mucho que me gustaría ahora estar paseando contigo de la mano, o quizá me bastaría con pasear y que caminaras a mi lado. Pararnos en algún rincón a besarnos, a contarnos con miradas lo que no dicen los labios. Jugar a acariciarnos, yo a rozar tu nuca con mis dedos, y tú a poner a prueba mi aguante mordiéndome el cuello. No necesito ningún momento especial para pensar en ti, porque te has colado por alguna grieta diminuta que no supe reconstruir, para roerme las entrañas, para comerme el corazón y demostrarme que no puedo resistirme a tus encantos.
"somos muy distintos" dijiste. Me costó entenderlo, bueno, asumirlo, porque entenderlo lo entendí muy bien desde el principio. Solo bastaba con atender a tu actitud, a tus palabras, a la ausencia de interés que ponías a mis problemas, ausencia que sigue latente. No somos distintos, en realidad somos más parecidos de lo que nuestros gestos dicen, pero tú eres egoísta y yo demasiado generosa contigo. No buscábamos lo mismo aunque dijeras que sí, sigo enfadada contigo aunque intente entenderte, no lo hacía... No lo hago. "¿no querías intentarlo?, déjame intentarlo. Te prometo que se acabarán las discusiones, los líos, puedo cambiar" estaba dispuesta a olvidarme de cualquiera que no me brindara tus besos, si a cambio ibas a estar tú en su lugar. Cuando alguien te importa realmente, cuando quieres intentarlo con esa persona, llevarlo a cabo, adelante de cualquier manera posible, aprendes a perdonar, a olvidar, a dar otra oportunidad. Pero tú no me la diste, y es más, me hiciste creer que era mi culpa, que yo era la paranoica, la desquiciada. Eran tus mentiras otra vez. Amores de un rato hay demasiados, para eso no te necesitaba a ti. Quería una historia sin finales, o con finales lejanos, algo que me enseñara a aceptar que sentir amor está bien. No quieres escribir esa historia, y aunque dices que si, solo intentas, como siempre, lavarte las manos y salir ileso de esta guerra tan larga. ¿después qué? ¿volverás dentro de otro par de años a decirme que quieres estar conmigo? Crees que soy tu botiquín de emergencia. Pero ahora ya lo entiendo, ahora ya no voy a seguir llorando por algo que tú me vendiste como real.Les regalas una noche y al final del revolcón escuchas "es sólo sexo". Asientes y te callas, en parte te parece bien porque así evitas enamorarte de un idiota, menos ralladas de cabeza, menos preocupaciones. Vivir la vida al máximo y sin pensar en nada ni en nadie. Entonces te llaman frívola, dicen que juegas con los hombres y que no sabes querer. De pronto un día te piden amor, te prometen que todo irá bien, que valdrá la pena arriesgar. Hasta que te la clavan por la espalda y te dejan hecha una mierda. Quieren juego y se lo das: te critican. Quieren amor y se lo das: te rompen en pedazos. Entonces, ¿qué coño esperas de mí? ¿una relación sexual duradera?
He de decirte que no te necesito. Para buscar respuesta a tus teorías imposibles, mejor me leo los apuntes de filosofía, que aunque esos autores tengan siglos, los entiendo mejor que a ti. Si quiero cambiar significados simples por palabras complicadas, descifrar frases sin sentido, mejor estudio para mis exámenes, que al menos esos me dan aprobados. Para preocuparme ya tengo a mi familia, que además está ahí para apoyarme, no como otros...Pasar el rato se hace divertido con mis amigos, y si no, me pongo una peli, que el final no cambia lo que el trailer había prometido. ¿escribir? tranquilo, igual que escribía sobre lo mucho que te quiero, puedo escribir también sobre lo idiota que eres. Ahora, si no te importa, voy a seguir con mi vida, esa que ni tú ni nadie puede hundir. No te molestes en llamar si ves que pone "ocupado".