Se va en un leve suspiro
cargado de aliento,
se va en un frágil respiro
un débil pensamiento.
Con la mirada perdida
espera paciente,
al fin decidida
a expresar lo que siente.
Mientras divisa a lo lejos
la sombra de un paso,
de sus pies el reflejo,
guarda el alma en su regazo.
Temerosa de rasgar
su delicado amor
con las ganas de volar,
calla sumisa su dolor.
Él la mira, y sonríe
sin darse cuenta
de que ya no vive
como antes, contenta.
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