Una tormenta ha barrido este lugar, lo ha dejado patas arriba. Hay desorden y caos, es imposible encontrar un punto de partida y empezar a reordenar. Miro a cada lado y no encuentro un hilo del que tirar para que todo vuelva poco a poco a la normalidad, como si un telón estuviera cubriendo lo que antes descubrían mis ojos para engañarme con este espejismo raro que juega con mi equilibrio emocional. Espero callada en la puerta, apoyandome en las jambas con las manos. Silencio y paz, cerrar los ojos, respirar hondo, volver a trazar una línea que dibuje lo que solía ser y que ya no es. Detrás de mi alguien canta, pero yo se que estoy sola, algo acaricia mi espalda con sutileza, como una cortina de seda lo noto posándose sobre mi hombro... Es el recuerdo de tu voz, del tintineo estridente de tus cuerdas vocales, tan desquiciantes como tu mirada, tan agresivas como tus manos agarrando férreamente el puñal que clavabas. Antes de que pueda darme cuenta, estoy sangrando de nuevo, pues los puntos de mi herida se han soltado como botones de una camisa sometida a fuerzas opuestas que tiran de ella en direcciones contrarias. Sin embargo no grito porque despertaría mis demonios internos, y aunque me cuesta, prefiero seguir guiándome por el buen camino, con la infinita esperanza de que algún día todo acabará. Ofréceme tus brazos cual suave manto de ternura que recueste en sus cabidades un cuerpo inherte que perdió la alegría tiempo atrás, calma de mis temores el más pequeño y deja el más grande con el fin de que pueda aprender algo de él. Sólo aparta de mi alrededor lo que me distraiga, quiero cerrar los ojos en tu pecho, apoyarme en tu cuerpo, que tus piernas me rodeen y volver a sentir que en este mundo cruel y despiadado yo también tengo un hogar. Mañana... mañana ya barreré el polvo del frío suelo, limpiaré las cortinas para que dejen paso al sol, pondré en orden las butacas, las camas, las mesas... arreglaré la decoración. Sólo necesito descansar en tu eterna dulzura una noche más, y despertar pensando que puedo superar cada bache. No te alejes, aunque mis labios griten "vete", ¿a caso no ves que mis manos intentan agarrarte?. No abandones este lugar, que sin ti vacío de esperanza queda, pues eres la única persona en quien reposa mi confianza, pues en ti reposa mi calma. Y mañana... ¿qué será de mañana? cuando ya no estés... barreré los escombros de mi habitación.
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