No explotas sobre las teclas de un piano, o de un saxofón; no rompes contra las cuerdas de una guitarra, o de un violín; ni resquebrajas el sonido arremetiendo contra los platos de una batería. Eres esa suave melodía que oigo de fondo, que me hace cerrar los ojos y no pensar en mi.
Trepando por tus caderas con los dedos, me enganché en tu cintura, y escalando por tu espalda encontré, tras los secretos de tu oído, todos tus miedos.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Una canción de amor.
Eres como esa canción de amor que escucho de vez en cuando con la que no me identifico, pero que sin embargo me gusta. Está ahí para enamorarme, pero sin ser mía, para hablar sin decirme nada, para sonar en mi reproductor con el volumen bajo, como con miedo a ser oída, a que alguien sepa que me cantas.
No explotas sobre las teclas de un piano, o de un saxofón; no rompes contra las cuerdas de una guitarra, o de un violín; ni resquebrajas el sonido arremetiendo contra los platos de una batería. Eres esa suave melodía que oigo de fondo, que me hace cerrar los ojos y no pensar en mi.
No explotas sobre las teclas de un piano, o de un saxofón; no rompes contra las cuerdas de una guitarra, o de un violín; ni resquebrajas el sonido arremetiendo contra los platos de una batería. Eres esa suave melodía que oigo de fondo, que me hace cerrar los ojos y no pensar en mi.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario