Los versos que no escribí, hoy callan para ti. Sobre este papel banco que arrugo entre las manos, como el dolor de recordar que te perdí, como las ganas de salir afuera y gritar, como las lágrimas que un pasado derrama, porque no sabe perdonar. Mecánicamente, acostumbrada a este pesar, me dedico a escribir las palabras que en mi mente luchan por hacerse oír, que buscan salir, que quieren recibir vida fuera de mi.
"No le dejes marchar", me dicta mi corazón, pero es tarde ya para callar a la razón, a esta mente que te condena a desaparecer, a esfumarte de mi vida, cual águila que ha hurgado en su presa toda carne que le sirva de comida. No obstante, y por más que duela, puedo reconocer que la costumbre se ha posado en mi, que echarte de mi vida ahora es fácil, porque no espero ya nada de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario