No existe un camino al andar, sino el camino que hacemos con nuestros pies. Yo ando sobre un sendero de piedra, con mis pies descalzos, tú andas de igual modo sobre un sendero de hierba fresca, recién cortada. Y aunque mis pies pisan donde más duele, y el camino que no existe, sino al andar, que he de trazar es aparentemente más duro; también será mayor la recompensa. Ven a caminar a mi lado, prometo no cogerte de la mano. Sólo finge ser feliz, mientras estos cuerpos inertes, fríos, se clavan en las plantas de tu andar. Tal como yo hago. Ven y camina a mi lado, prometo no agobiarte, prometo no hablarte. Seré como una brisa de verano, acompañando tus pisadas, sin estorbarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario