Quisiera agradecerte que estés ahí de este modo en el que nunca pensé que quisieras estar, siempre fuiste entre todos los demás mi "ojito derecho". No te rías, se que no lo entiendes, pero te lo voy a explicar. Te defendí a capa y espada, casi, cada vez que hubo que dudar, y no por quererte, sino porque confiaba en ti, aunque a lo mejor sea un error y no debiera hacerlo. No solía concederte el beneficio de la duda, sino el de "inocente hasta que se demuestre lo contrario" y eso que tu de inocente poco tienes. No se si para bien o para mal, hoy pienso sobre ti, sobre lo que hay más allá de tu delicada piel, de tus ojos oscuros y esa sonrisa de "qué más da". Espero algún día llegar a saber más de ti, desnudarte la piel y descubrir tu alma, pues la primera ya la conozco, y por ello quiero también agradecerte. Si me dejaras.... si me dieras un momento, te enseñaría lo que puede hacer un querer sincero, fuera de utilidad, de necesidad o de llegarte a cambiar. Creo que no me dejarás ser esa llave que te abra la puerta a la posible felicidad que quizá un día descubriste y a la que te obligaron a renunciar, pero si me dejaras... Descubriríamos qué podría pasar.
Trepando por tus caderas con los dedos, me enganché en tu cintura, y escalando por tu espalda encontré, tras los secretos de tu oído, todos tus miedos.
domingo, 13 de enero de 2013
Estabas ahí, en frente, y te movías con gracia para apagar la luz que a ambos nos incordiaba en un momento tan delicado y, si cabe decir, tan embarazoso al ser de los primeros. Reías cuando yo hablaba, un hecho que no sabría explicar, pues nada gracioso dije en ningún momento pero tú parecías divertirte cantidad. Riamos, entonces, incluso al recordar. Pues bien, te sentaste, o mejor dicho,descansaste tu largo cuerpo sobre el colchón, y empezaste a decir cosas que ahora no alcanzo a recordar.
Creo que fue ese "ven, ven aquí" lo que hizo que me empezaras a gustar. Quizá, y esto ya lo verás, es una de mis palabras favoritas en todo mi vocabulario. Pues, quizá nunca llegue a verte como algo más que una forma bonita de pasar el rato, divertida, amena, de aprender. Aprender sobre ti, sobre mi, sobre las cosas de la vida, o, quizá, no aprender. Quizá algún día seas una de las personas más importantes que haya pasado por mi experiencia, quizá incluso te conviertas en un amor imposible, posible, probable, o irremediable. Quién sabe lo que pueda pasar. Centrémonos en el presente, porque... hoy estás aquí ¿verdad? A ratos, a traspiés, ahora si, y ahora no, te veo una vez a la semana, o puede que dos... Pero estás, que es la cuestión. Así que si estás, disfrutemos el presente, que el pasado me pesa y el futuro me atormenta, eso dicen, aunque yo los veo como experiencia y meta, respectivamente. Lo más seguro hoy por hoy es que nunca lleguemos a pasear de la mano por las calles de esta ciudad medio muerta, con ganas de más, con ansia de crecer, que se estanca en los años cincuenta y no pasa del ayer. Es lo más seguro, pero no es lo seguro. Dejemos esa incógnita en el aire, para que los días de roce, que hace el cariño, decidan qué pasará, qué será de nosotros. No te asustes si lees esto. Soy una persona reflexiva, ya te dije que era inteligente, y ahora puedes entender por qué. Si estás repasando esta carta a conciencia verás que nunca puede llegarse a saber todo de una persona ni en su más exacta intimidad, porque esto ni te lo esperabas ¿no? Aquí estoy, donde ni siquiera se si me encontrarás, donde dudo que vengas a buscarme, escribiendo algo que salió de mi cabeza una mañana de domingo en la que no tenía nada más que hacer, a excepción de traducir mis textos de latín, estudiar historia, ducharme, pasear... o quién sabe que mil cosas más tengo anotadas en la agenda, pero no tengo nada más que hacer... A lo que iba, no te asustes, y menos si te dijera algún día amor, cielo, cariño, o todas esas cosas que podría llegar a pensar. Aunque, sinceramente, tienes un nombre precioso, por lo que no me vería en la necesidad de cambiarlo por cursiladas que quizá nunca casen con tu estilo. Perdóname, soy una cabeza loca, una despistada, y de nuevo me he ido de tema... No te asustes si lo hiciera, no te asustes si de pronto incluso te quisiera, porque hay maneras de querer, y hay maneras de pensar en una persona, no necesariamente amor, mas seguramente sería ese el modo en que lo hiciera, pero aún y con todo no te asustes.
Se que quizá jamás leerás esta carta, a menos que me atreva y te diga que existen unas cuantas líneas para ti, unas cuantas o quizá más, que no creo que nadie vaya a leer, dada su extensión. Tampoco es que me importe, esto es algo para mí, necesitaba decírtelo pero sin hablar, necesitaba creer que lo sabías, sin habértelo dado a conocer. Es una carta de amor, para alguien a quien quizá nunca llegue a amar.
Quisiera agradecerte que estés ahí de este modo en el que nunca pensé que quisieras estar, siempre fuiste entre todos los demás mi "ojito derecho". No te rías, se que no lo entiendes, pero te lo voy a explicar. Te defendí a capa y espada, casi, cada vez que hubo que dudar, y no por quererte, sino porque confiaba en ti, aunque a lo mejor sea un error y no debiera hacerlo. No solía concederte el beneficio de la duda, sino el de "inocente hasta que se demuestre lo contrario" y eso que tu de inocente poco tienes. No se si para bien o para mal, hoy pienso sobre ti, sobre lo que hay más allá de tu delicada piel, de tus ojos oscuros y esa sonrisa de "qué más da". Espero algún día llegar a saber más de ti, desnudarte la piel y descubrir tu alma, pues la primera ya la conozco, y por ello quiero también agradecerte. Si me dejaras.... si me dieras un momento, te enseñaría lo que puede hacer un querer sincero, fuera de utilidad, de necesidad o de llegarte a cambiar. Creo que no me dejarás ser esa llave que te abra la puerta a la posible felicidad que quizá un día descubriste y a la que te obligaron a renunciar, pero si me dejaras... Descubriríamos qué podría pasar.
Quisiera agradecerte que estés ahí de este modo en el que nunca pensé que quisieras estar, siempre fuiste entre todos los demás mi "ojito derecho". No te rías, se que no lo entiendes, pero te lo voy a explicar. Te defendí a capa y espada, casi, cada vez que hubo que dudar, y no por quererte, sino porque confiaba en ti, aunque a lo mejor sea un error y no debiera hacerlo. No solía concederte el beneficio de la duda, sino el de "inocente hasta que se demuestre lo contrario" y eso que tu de inocente poco tienes. No se si para bien o para mal, hoy pienso sobre ti, sobre lo que hay más allá de tu delicada piel, de tus ojos oscuros y esa sonrisa de "qué más da". Espero algún día llegar a saber más de ti, desnudarte la piel y descubrir tu alma, pues la primera ya la conozco, y por ello quiero también agradecerte. Si me dejaras.... si me dieras un momento, te enseñaría lo que puede hacer un querer sincero, fuera de utilidad, de necesidad o de llegarte a cambiar. Creo que no me dejarás ser esa llave que te abra la puerta a la posible felicidad que quizá un día descubriste y a la que te obligaron a renunciar, pero si me dejaras... Descubriríamos qué podría pasar.
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