Ahora no debería encontrar el momento
de decirte lo que siento tras tanto tiempo
sino en su día cuando te dejé marcharte
sin mirar atrás, ni volver para buscarte.
Fueron errores tontos que nadie entendió
el por qué tan repentino de nuestro adiós
hoy nos arrepentimos, después de mirarnos
porque quizá aquel día a nuestros labios
les faltó decir te quiero, les faltó ser sensatos
arriesgarse y luchar por mantener los lazos.
Pensé que debías saber que vivo a ras de suelo
desde que aquella noche me descolgué del cielo,
y es que me di cuenta de que te necesito
porque tú calmarías mi angustia, mis gritos.
Trepando por tus caderas con los dedos, me enganché en tu cintura, y escalando por tu espalda encontré, tras los secretos de tu oído, todos tus miedos.
sábado, 23 de febrero de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
La tuya es esa sonrisa que se escondía entre la gente, a pesar de que mis ojos la seguían inconscientemente, logrando no perderla de vista ni un segundo. La tuya es esa sonrisa que susurraba con una cruel ternura, la que se hacía grande cuando me mirabas.
Tus ojos son aquellos que intentaban adivinar lo que pasaba por mi mente, lo que latía en mi corazón. Tus ojos los que me miraban de noche, los que despacio se giraban para descubrirme ahí de pie y ver a tus labios decir "¿me estás esperando?".
Tú eres quien no entendías lo que yo callaba, y quien ponía letra a mis páginas en blanco. Tú eres otro más de los que me han ayudado a escribir, a llorar, a rabiar, a querer... Mejor, es cierto, pero aún así otro más. O eso quiero creer, temerosa de admitir lo que tanto me instaste a decir, en vano.
Voy a escribirte para olvidarme de ti, por si acaso decides no volver, porque se que eres hombre fuerte e imperturbable, y quizá nada de lo que vaya a hacer o decir te sirva hoy, o mañana.
Ojalá un día decidas volver a pensar en mi y con esos ojos que me miraba, con esa sonrisa que me hablaba, te gires para tenderme de nuevo la mano, y perdones mi error.
Ojalá, quizá... son palabras lejanas, pero nada es imposible. Me reitero en lo que respondí a esa pregunta que me hiciste mientras apoyaba la cabeza en una de las jambas de esa puerta, mientras te miraba sonrojada y me mordía el labio, "si, te espero".
Tus ojos son aquellos que intentaban adivinar lo que pasaba por mi mente, lo que latía en mi corazón. Tus ojos los que me miraban de noche, los que despacio se giraban para descubrirme ahí de pie y ver a tus labios decir "¿me estás esperando?".
Tú eres quien no entendías lo que yo callaba, y quien ponía letra a mis páginas en blanco. Tú eres otro más de los que me han ayudado a escribir, a llorar, a rabiar, a querer... Mejor, es cierto, pero aún así otro más. O eso quiero creer, temerosa de admitir lo que tanto me instaste a decir, en vano.
Voy a escribirte para olvidarme de ti, por si acaso decides no volver, porque se que eres hombre fuerte e imperturbable, y quizá nada de lo que vaya a hacer o decir te sirva hoy, o mañana.
Ojalá un día decidas volver a pensar en mi y con esos ojos que me miraba, con esa sonrisa que me hablaba, te gires para tenderme de nuevo la mano, y perdones mi error.
Ojalá, quizá... son palabras lejanas, pero nada es imposible. Me reitero en lo que respondí a esa pregunta que me hiciste mientras apoyaba la cabeza en una de las jambas de esa puerta, mientras te miraba sonrojada y me mordía el labio, "si, te espero".
domingo, 10 de febrero de 2013
El océano lejano se quedaba para mi limitada vista humana
tu olor se mezclaba con el de la brisa del mar salada
sentía que te perdía un poco más cuando te alejabas
y que las cosas que compartimos fueron muy escasas.
No sabía muy bien si te ibas tú o me iba yo misma
quizá en verdad nunca estuvimos, ni tu ni yo
y todo fue una fantasía que tracé a toda prisa
para no aceptar que no estabas, paliar el dolor.
Fuera como fuere, hoy ya no estabas si estuviste
fuera como fuere, la noche se hacía fría y triste.
Quería gritar tu nombre y hacerte regresar a mi lado
acariciar despacio tu piel con el dorso de la mano,
bailar desnudos bajo esa luna eterna en lo alto
que nos mirara celosa de que te amara yo tanto...
Clásica la música suena ahora en esta habitación
entre los recuerdos de tus brazos y tu respiración
las caricias de tus dedos en mi mejilla, tu adiós...
y me quedo a solas de nuevo con contrito corazón.
Lloran, mis ojos cerrados, lloran porque nunca fuiste
porque no eres y no serás lo que para mi tanto quise,
resbalan por los labios que besaste hasta extinguirse.
Mueren mis letras en el eco de tu voz, en tus espinas
mueren a solas las ganas que tenía de comerte la vida
supura tu aliento en mi nuca al abrir nuevas heridas
es tan tangible tu ausencia como lo fueron tus mentiras.
tu olor se mezclaba con el de la brisa del mar salada
sentía que te perdía un poco más cuando te alejabas
y que las cosas que compartimos fueron muy escasas.
No sabía muy bien si te ibas tú o me iba yo misma
quizá en verdad nunca estuvimos, ni tu ni yo
y todo fue una fantasía que tracé a toda prisa
para no aceptar que no estabas, paliar el dolor.
Fuera como fuere, hoy ya no estabas si estuviste
fuera como fuere, la noche se hacía fría y triste.
Quería gritar tu nombre y hacerte regresar a mi lado
acariciar despacio tu piel con el dorso de la mano,
bailar desnudos bajo esa luna eterna en lo alto
que nos mirara celosa de que te amara yo tanto...
Clásica la música suena ahora en esta habitación
entre los recuerdos de tus brazos y tu respiración
las caricias de tus dedos en mi mejilla, tu adiós...
y me quedo a solas de nuevo con contrito corazón.
Lloran, mis ojos cerrados, lloran porque nunca fuiste
porque no eres y no serás lo que para mi tanto quise,
resbalan por los labios que besaste hasta extinguirse.
Mueren mis letras en el eco de tu voz, en tus espinas
mueren a solas las ganas que tenía de comerte la vida
supura tu aliento en mi nuca al abrir nuevas heridas
es tan tangible tu ausencia como lo fueron tus mentiras.
jueves, 7 de febrero de 2013
Si te crees que esto para mi es fácil estás equivocado. He pasado de no poder dejar de verte a que te hayan arrancado de mi vera en menos de dos segundos, los que parecen ahora eternos, pues me cuesta hasta respirar. Lo que más temo es verte de nuevo, saber que estás ahí y no poder tocarte, no poder acercarme siquiera a ti, fingir que te odio, que no eres nada para mi. Supongo que no lo entienden, pero siempre fui clara en ese aspecto: el cariño que te tuve sobrepasó las fronteras del éxito emocional que conquistaste con tus besos. Necesito un minuto de descanso entre tanta angustia, apartarme de estos brazos que me asfixian con tu imborrable recuerdo, del que no pueden desprenderse, pues me recuerdan tanto a ti... ¿cómo encajo este sentimiento que calla mi sonrisa cada día? ¿cómo ocultar estas ojeras que se forman en mis ojos, tras haber soñado de nuevo que te perdía? "ojalá se acabe el mundo" pienso a veces, porque tu olor inolvidable penetró en mis sentidos, en mi recuerdo, y hasta tu manera de hablar y tu dormida voz. Fuiste la viva imagen de mi odio personificado, eras todo lo contrario a lo que solía pedir. Pero apareciste y te clavaste en mi pecho cual daga ardiente para luego no querer salir. ¿volvería a ti? No, pues de tonta suficiente ya he pecado, mas no puedo negar el dolor que esconderían mis ojos si tuviera que apartar la mirada de los tuyos, el desgarro de mi voz cuando hablo en susurros de ti y pronuncio inaudible tu nombre, el temblor de estos dedos míos si tuviera que entrelazarlos para no extenderlos hacia tu encuentro. No quiero conocer este dolor, no quiero alimentar mi desespero. Marcha de mis sueños, no vuelvas a tejerlos con tu memoria.
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