Trepando por tus caderas con los dedos, me enganché en tu cintura, y escalando por tu espalda encontré, tras los secretos de tu oído, todos tus miedos.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Dicen que la música amansa a las fieras.
Un día de estos en los que te levantas de mal humor, aparentemente sin motivos, y te da por odiar a todos los que te rodean, simplemente porque sí. Un día de estos en los que crees que te vas a desesperar de tal manera, que nadie te soportará. Y entonces, inesperadamente, encuentras la solución, y en realidad tampoco has necesitado pensarla. Llamas, impaciente esperas que su dedo intranquilo presione levemente la tecla de descolgar. Llamas, deseando que él tenga las mismas ganas que tú de mantener una breve conversación. Y contesta, y oyes su voz... Dicen que la música amansa a las fieras, y entonces comprendes por qué. Su voz es música a tus oídos, música que amansa la desesperación que te corroe por dentro, desde que por la mañana despertaste, pensando en él.
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