Quiero decirte algo realmente especial, que no suene repetitivo, porque tú eres alguien especial. Sabes lo mucho que me encanta tu compañía cada noche, lo mucho que te necesito cuando estoy abatida, cuando me fallan las piernas y me agota respirar. No es necesario que te diga lo mucho que te anhelo cuando no puedo hablar contigo.
Eres especial. Son especiales tus palabras. Tu apoyo incondicional, tu perdón bondadoso. Gracias. Por todas aquellas veces que él estubo en un pedestal y tu aguantaste mis crudas palabras. Por regalarme sinceridad por doquier. Fuiste un faro de luz en medio de una tempestad. Tus palabras, tus canciones, me dieron lo que tanto necesité. Sólo dijiste te quiero, y dejé de sentirme sola. Estás lejano, es cierto, pero logré sentirte aquí a mi lado, apretando levemente mi mano, dándome ánimos, no me dejaste caer... Me infundiste el valor que no me sobraba, me diste la inspiración que me faltaba, colmaste mis labios de sonrisas, sin a penas decir nada. Podría haberte amado más que a nadie en este mundo, porque si a alguien debo algo, es a ti. Pintaste mi cielo de estrellas, dibujaste una esfera dorada en la noche, cuando ésta estaba oscura y nublada. Emborronaste con las yemas de tus dedos las lágrimas que humedecían mis mejillas. Y no me tocabas... Fuiste, y eres, tanto para mí... Gracias, eterna y sinceramente, porque sin ti, yo no me habría levantado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario