¿De dónde venimos, quiénes somos, a dónde vamos...? Son las tres preguntas que todo ser humano se hace al menos una vez en la vida. Pese a haberme levantado hoy de lo más filosófica, no voy a responder sobre mi criterio. Respecto a este tema, tengo dos teorías, o, más bien, llamémosles puntos de vista. Esta el punto de vista que me sugiere que quizá sería mucho más interesante la vida si nunca llegasemos a descubrir la base de nuestra existencia. Quizá si la descubrieramos nos dejaríamos influenciar por lo que pasará después. Si tu sabes que vas a un lugar mejor, te esfuerzas más. Solo por el simple hecho de ser egoísta y querer lo mejor para tí. Hazlo lo mejor que puedas, sin saber a dónde vas. Y después, tanto si vas a un lugar mejor como si no vas a ninguna parte, te habrá servido, ya que si has sido buena persona y no vas a ninguna parte, al menos dejaras un buen recuerdo de ti mismo a los que se quedan aqui un tiempo más.
Por otro lado, mi otro punto de vista es que me muerde la curiosidad, la intriga de querer saberlo todo. Pero... la curiosidad mató al gato. Y si aún nadie ha sido capaz de descubrir por qué estamos aquí y somos diferentes a las demás razas, capaces de sentir, capaces de relacionarnos por amor, y no solo por aparearnos y aumentar la especie, capaces de razonar más allá de lo que nuestra propia naturaleza nos obliga a razonar... Será por algo, digo yo... ¿no?
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